La insuficiencia cardiaca (IC) es un problema importante de salud, de prevalencia creciente y asociada a una alta morbimortalidad, que implica en su manejo a numerosos profesionales sanitarios.

El principal reto en el tratamiento de la IC es promover comportamientos de adaptación en los pacientes con el fin de lograr y mantener la estabilidad clínica y prevenir la progresión de la enfermedad. Las enfermeras tienen un papel clave en la promoción de la salud de los pacientes con IC, la independencia en el autocuidado y la calidad de vida.

Asimismo, identificar la adherencia de los pacientes al tratamiento es esencial para reconocer los factores que pueden interferir con sus opciones y para implementar estrategias para reducir las crisis de descompensación de la IC y consiguientes hospitalizaciones imprevistas. Es indiscutible el papel que desempeña la enfermera en cualquier proceso crónico, pero cobra una especial relevancia en esta patología cardiaca, donde la prevención, la intervención precoz, el seguimiento estructurado y las transiciones de cuidado forman el eje del manejo. Es un campo complejo, sujeto a actualizaciones constantes, que hacen imprescindible una formación continuada de calidad para brindar un cuidado integral y mejorar la atención sanitaria a estos pacientes.